La pasada edición de la Uefa Champions League nos dejó, como cada año, un único ganador oficial. Ese del que únicamente se acordará la mayoría, ese al que le corresponde la gloria eterna, ese al que le toca cantar por Queen esa endiablada y genial canción. Enfrente, un conjunto de equipos que no fueron capaces de superar al
campeón, y que pese a que para algunos serán recordados eternamente,
para muchos otros serán olvidados antes o después.
La Champions es el mayor espectáculo futbolístico a nivel de clubes. Si hay un equipo, aparte del campeón, que merece algo más que la gloria efímera, que merece ser recordado para siempre por lo que aportó en esta última edición, ese es sin duda el Borussia Dortmund. Quizás, y solo quizás, el reconocimiento a su juego se extienda algo más en el tiempo que habitualmente, gracias a que sus mejores galas fueron expuestas ante todo un Real Madrid. Pero de lo que siempre se hablará, es de aquel Bayern que trituró al FC Barcelona y terminó levantando la Copa de Europa en Wembley. Ser o no ser, ganar o no ganar. En fútbol, al igual que en muchos aspectos de la vida, a muchos sólo les vale eso.
Con un presupuesto limitado, mucho trabajo y gran talento, Jurgen Klopp ha conjuntado una serie de jugadores que componen un equipo fantástico a pesar de la reciente marcha de Mario Gotze. Si hay algo gratificante en el mundo del fútbol, es el descubrimiento o la confirmación de un nuevo talento. Para mí, esta es la Champions de Reus y de Gundogan. Si hubiese un título para el jugador revelación, quizás solo Javi Martínez podría disputárselo.
Pero centrémonos en Reus, ese jugador centella una vez que arranca. Me dicen desde Alemania que Reus es su mejor jugador. No lo sé, creo que es demasiado pronto para decirlo. Quien me lo dice no es más que un gran aficionado al fútbol sin ningún tipo de vinculación profesional a este mundo. De lo que no me cabe duda, es de que puede convertirse en uno de los mejores del mundo. Sigo sin explicarme como a 8 de Julio, no sale como posible objetivo de ninguno de los grandes equipos de Europa. Quizás se deba al efecto de no haber ganado la final ante un Bayern que fue más parecido a un reloj suizo que a un equipo de fútbol. No había lugar para las fisuras en este Bayern.
A mí personalmente me va a resultar imposible olvidar lo mal que lo pasé viendo a Reus ante el Real Madrid. Su presencia en los cuatro enfrentamientos fue una auténtica tortura para los madridistas a la vez que un auténtico espectáculo futbolístico. Como bien lo definieron desde la web Ecos del Balón, Marco Reus es el cuchillo de la generación alemana. Es probablemente el jugador más rápido del mundo, con permiso de Lucas Moura, Messi y Cristiano por supuesto. Técnicamente es un auténtico privilegiado, y su juego, una combinación de aptitudes entre las de un extremo y un mediapunta, un auténtico deleite para los ojos. Sólo el tiempo dirá hasta donde puede llegar, pero creo que será muy lejos y muy deprisa. Simplemente, tal y como él juega.
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