miércoles, 2 de abril de 2014

Klopp y el Bernabéu



Casi doce meses después, ningún madridista ha olvidado la eliminatoria ante el BVB del pasado año. Hoy, pese a que la situación es radicalmente distinta, sigue habiendo quien no se fía de Klopp y su Borussia, tan a priori mermado por las bajas: hasta siete caras nuevas veremos hoy, respecto del once titular del año pasado. El madridismo quiere venganza, y Klopp, volver a dar un golpe en la mesa desde una plantilla que no copa ni portadas ni focos allá por donde va. Y quien dude de que es capaz de conseguirlo y tiene un plan para ello, por difícil que éste sea, que se vaya preparando para todo.

El Madrid por su parte, pese a no contar con tantas bajas como su rival, también ha cambiado muchas cosas en estos doce meses: ha pasado del alto voltaje de ida y vuelta de Mourinho en 4-2-3-1 a un juego más pausado con Ancelotti en 4-3-3, donde Modric debe volar y donde hoy Di María es interior a falta de Khedira, con lo bueno y lo malo que esto conlleva. Con Cristiano algo menos fino, Benzema dulcísimo, Bale aún en adaptación, sin Ozil, y con un joven Carvajal con tanta ilusión como inexperiencia en defensa, el Madrid, pese a todo, es sobre el papel superior al Borussia, para algunos incluso claramente favorito.

Pero si algo tiene la Champions, es una capacidad sin igual para nivelar las cosas. Lo vimos ayer en el Nou Camp y en Old Trafford, y lo veremos probablemente hoy en el Bernabéu y en París. Probablemente, Klopp trate de salir vivo del Bernabéu y jugarse la eliminatoria en Alemania, ya con Lewandowsky como referencia y base de su sistema de contraataque, en el que hoy cuesta encontrar una alternativa realmente competitiva. Junto a esto, su centro del campo, los laterales y el centro de la defensa también presentan novedades forzadas. Ancelotti lo sabe y el Madrid debe de aprovecharlo. No todos los días te vas a enfrentar al Borussia, sin Gundogan, Kuba, Subotic o Pisczcek.

Klopp dice que tendrán su oportunidad, y que piensan competir como el que más. Me parece muy bien, señor Jurgen. Cualquier otro escenario sería una enorme decepción para el espectáculo, y si algo da usted desde que le conocemos, es espectáculo, en un amplio sentido de la palabra. En Madrid se le respeta y se sabe de antemano de su capacidad para complicarnos la vida. Le veo a usted en unos años trabajando en La Castellana, pero, mientras tanto, toca intentar ganarle, y en el campo no hay amigos, usted lo sabe mejor que nadie.

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